Hace unos días hablábamos en clase de Ciencias Sociales del consumo inteligente. Si hacéis un poco de memoria hablábamos de cómo no tenemos que dejarnos llevar por modas y de escoger la opción más beneficiosa para nosotros, sin importar lo que escojan, digan u opinen los demás (no hay que hacer caso siempre a la publicidad). Recordad que hablamos de comparar, valorar las necesidades, pros y contras y escoger lo mejor y más beneficioso.
Pues bien, hoy quiero hablaros de unos productos que vosotros consumís a diario y que en las últimas semanas no consumís de manera inteligente. Se trata de las palabras.
Últimamente con algunas excepciones los profesores escuchamos en los patios, filas, entradas, salidas y conversaciones que tenéis entre vosotros, un lenguaje soez y vulgar, lleno de expresiones y palabras malsonantes, poco adecuadas para chicos de vuestra edad y para un centro educativo. Cierto es que os estáis haciendo mayores, pero el ser mayor no está reñido con el hablar bien. Es más a medida que nos hacemos mayores tenemos que hablar cada vez mejor, pues tenemos más recursos y mayor conocimiento del lenguaje.
Expuestos los hechos volvemos al consumo inteligente para analizar un poco mejor las opciones que tenemos:
- Lenguaje soez. No siempre es gratis, pues puede traernos consecuencias negativas, castigos, notas, enfados, peleas, insultos... El uso de expresiones y palabras malsonantes disminuirá la confianza de los profesores en vosotros, algunos compañeros no querrar compartir juegos y experiencias, vuestras familias no se sentirán orgullosas..,
- Buenos modales (por favor, perdona, buenos días, gracias...). Son siempre gratis. La gente con la que nos relacionamos se sentirá más cómoda con nosotros y nos tratarán mejor, se nos valorará positivamente, contribuiremos a que el clima de trabajo o juego sea mejor, aumentará la confianza de los profesores hacia vosotros y haréis más actividades, vuestras familias se sentirán orgullosas...
Una vez analizadas las opciones ahora solo queda elegir entre las dos opciones posibles: consumir inteligentemente o pagar más por algo mal visto socialmente y menos valorado laboral y académicamente.
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