1. Preparar una zona de estudio.
Podemos destinar una parte de la habitación de nuestro hijo para ello. Basta con colocar una mesa y una estantería. No es necesario que sean muy grandes pero sí que le permita tener sus libros, apuntes y material escolar ordenados. Si no fuera posible hacerlo en su propia habitación, podríamos ubicar la zona de estudio en otra parte de la casa siempre que invite al estudio. Sí es importante que sea una zona determinada y que esté siempre disponible. Utilizar la mesa de la cocina o del comedor puede ser complicado, ya que tienen también otras funciones y pueden no estar accesibles en el momento necesario.
2. Buscar el mejor momento para estudiar.
Aunque lo más habitual suele ser después de la merienda y antes de jugar o ver la tele, los expertos recomiendan hacer los deberes o estudiar primero y después realizar una tarea agradable para evitar que los niños asocien la idea de estudiar a un "castigo".
Es aconsejable consensuar con nuestro hijo el horario de estudio, así como la duración del mismo, aunque esta dependerá del volumen de trabajo que tenga el alumno. Es mejor comenzar con poco tiempo e ir incrementando a medida que se adquiere el hábito y se avanza en el curso.
3. Asentar la rutina de estudio.
Conseguir que nuestro hijo sepa estudiar y lo haga de forma exitosa no es tan difícil como imaginamos. Se trata de que sea constante en sus trabajos y una vez que los niños ven que en el colegio y en casa se les valora por esto, las cosas suelen ir rodadas. Por ello hacer deberes o estudiar se debe convertir en un hábito diario, al menos, entre semana.
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